No creáis que, si limpia, mi mirada
amor puro promete: tengo fuego
en los ojos, dos ojos. Y el tercero.


Anónimo (siglo XVIII)


Estaba una fregona por enero
metida hasta los muslos en el río,
lavando paños con tal donaire y brío
que mil necios traía al retortero.
Un cierto conde, alegre y placentero,
le preguntó por gracia si hacía frío.
Respondió la fregona: "Señor mío,
siempre llevo conmigo yo un brasero".
El conde, que era astuto y supo dónde,
le dijo, haciendo rueda como pavo,
que le encendiese un cirio que traía.
Y dijo entonces la fregona al conde,
alzándose las faldas hasta el rabo:
- Pues sople este tizón Vueseñoría.
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Anónimo, Siglo XVII

-Separa bien los muslos, alma mía
que quiero bien de cerca ver tu rosa
¡Oh, suavísimo vello! ¡Oh, rica cosa!
¡puerta de mi ilusión! ¡Miel! ¡Ambrosía!
Un capricho me llena de alegría;
voy a comerme fruta tan golosa;
me volveré y seré treta graciosa
pues a tu boca irá mi mercancía.
-¡Que me aplasta! ¡Aguarda! ¡Ay, mi pecho!
Jamás tan cerca vi verga tan tiesa
Mas juro que he de dejarte satisfecho.
-¡Hola al cabrón! ¡Miren la permuta!
Él lame en el panal como en barbecho
y ella cree que la verga es una fruta.
-¿Vieja, quieres aquí poner tu morro?
-Hijo no me pongáis los dientes largos,
que tan sólo de veros ya me corro.
.
Pietro ARETINO (s. XVI)

Adopta esa postura, de tal modo
que asiento sea la rosa de mi pene
y mullido cojín tus dos nalgas.
Pero cuida no muevas
el suave terciopelo de los muslos,
no vaya a derramarse la mañana
y en pejugal no crezcan los jazmines.

Jerôme de Suabia (s. XIV)


Follemos, vida mía, follemos ya
pues todos nacimos para follar,
y si tú el pene adoras, yo el coño amo, y el mundo
una mierda sin esto sería.
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Y si post mortem follar se pudiera
diría: así follemos hasta morir,
pues tanto follaron Adán y Eva
que la muerte les pareció harto injusta.
.
Y es verdad, que si los muy tunantes
no hubiesen comido aquel fruto engañoso,
bien se hubieran saciado los amantes.
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Más dejémonos de historias, y hasta el corazón
híncame el pene, y ahí reviente
el alma que vive y muere por él.
.
Y, si es posible, fuera
del coño no me dejes los testículos,
de todo placer gozado, testigos. "
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Pietro ARETINO (s. VXI)

Debajo de un olivo fructuoso
por do se van mil vides retorciendo,
con gran lujuria vide estar hodiendo
a una dama un galán furioso.
Ella los pies al cielo luminoso
tiene, con que en los lomos le va hiriendo,
y con dulces meneos va haciendo
se encienda más el fuego lujurioso.
Y al derramar la esperma y regucijo,
dijo el galán: " Mi vida, pues acabo,
si puedes di aceituna" y quedó mudo.
Ella, que sin compás menea el rabo,
“Acei..., acei..., acei..., aceite” dijo,
que decir “Aceituna” nunca pudo.
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Anónimo, siglo XVII

Yo te ruego, mi dulce Ipsitila,
mis delicias y mi encanto,
que me invites a echar la siesta contigo.
Y si me invitas, da órdenes
para que nadie eche el cerrojo de la puerta
y a ti no se te ocurra salir fuera.
Quédate en casa y prepárate
para que disfrutemos de nueve coitos seguidos.
Si en verdad estás dispuesta,
invítame inmediatamente:
Pues cuando después de comer me tiendo boca arriba
atravieso la túnica y el manto.
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CATULO

Dame mil besos, después cien,
luego otros mil, luego otros cien,
después hasta dos mil, después otra vez cien;
luego, cuando lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta para ignorarla
y para que ningún malvado pueda dañarnos,
cuando se entere del total de nuestros besos.
.
CATULO